Un día más es un día menos. Pero eso no es convincente cuando sabes que el siguiente día puede ser incluso peor que el anterior.
Que hace ya tiempo que estoy cansada de esta asssssssssssssssssquerosidad de vida, que lo mejor sería que te dieses cuenta de lo que te estás perdiendo chico (sí, estúpida egocéntrica) y que ojalá ojalá se cumpla eso de "el tiempo pone a cada uno en su lugar".
Es demasiado injusto, es un juego dónde no hay reglas, dónde existe demasiado fuego para quemarte, y lo peor es que, cuando sabes que has perdido ya es demasiado tarde para volver a intentarlo.
Lo siento, pero ya no hay buenas palabras, encantadoras y inocentes ilusiones, tan sólo deseo cada mañana no verte, no sentir este dichoso revuelco en el estómago, ese nudo en la garganta, y esa mirada nerviosa. No, por dios. No quiero ni oír tu nombre, ni saber nada de ti, inexistencia pura y dura. Tú lo has querido así.
Que todo cambie es lo que quiero ahora mismo.
Soy una inconformista, lo sé, pero me es indiferente, no voy a aceptar la opción fácil, aunque me equivoque una, y otra, y otra vez.